Unknown Pleasures - Joy Division

GÉNERO: Post-Punk

CALIFICACIÓN: (OBRA MAESTRA) 10

Por Sebastián Mena.

Las bandas efímeras no son ajenas a la música, de hecho, son bastantes habituales, bandas o artistas que solo sacan uno o dos discos y desaparecen, hay algunas que a nadie le importan y que no dejan ningún tipo de huella en el mundo pero, hay otro tipo de bandas que son inmortales, que estallan, aunque sea con un solo disco.

Joy Division, es justamente una de esas bandas con un legado inmortal y remarcable (a pesar de contar con solo dos discos), su álbum debut es de un sonido extravagante, enérgico, violento y lleno de placer. Con un sonido refrescante y totalmente diferente a lo que se escuchaba por ese, ya distante, año de 1979. Con más ruido y des-coordinado que sus anteriores, la banda sería de los pioneros en el género del post-punk desapegados de las bases filosóficas y estéticas de su género “madre” el punk. Siendo más críticos y personales la banda lleva, a través de sus canciones, por un viaje lleno placer no correspondido, amor sin amor, dudas existenciales y representando a una juventud sin rumbo, que se sentía vacía por dentro y sin un propósito para afuera.

Las vocales, entregadas desde el fondo del alma del trastornado Ian Curtis, son una mezcla de sentimientos muy difícil de explicar; hay potencia, violencia, frustración e impotencia, nada lo satisface, sus alaridos no hacen más que destacarlo. Su voz es una de las más perturbadoras, donde muchos han intentado igualarlo, pero nunca a podido ser replicado. Mientras que la producción no se queda atrás, también hay energía, una mezcla de sentimientos y una combinación de sonidos que logran llevarse el espectáculo. Las guitarras, la batería y el bajo, no suenan a algo conocido, extrañan desde los primeros segundos y se quedan incrustadas en tu mente para siempre.

Este álbum es el eje principal para muchas de las bandas que vinieron, vienen y vendrán en un futuro, siendo todos los elementos combinados una mezcla de sentimientos que, en cada escucha, no hacen más que profundizarse. Es un clásico que no ha envejecido ni un día.

SM.